Mucho se habla del milagro chino en términos económicos y sin duda es visible el avance del comercio internacional de la potencia oriental en buena parte del mundo, sin embargo, su participación en el producto bruto global no es descollante por lo que representa en la actualidad como por las previsiones de lo que sucederá en unos pocos años.
El Fondo Monetario Internacional, estima que la participación de China en el producto bruto global se multiplico por dos entre los años 1991 y 2000, y según la proyección de esta misma entidad, tal comportamiento continuará para el periodo 2000-2013 cuando de nuevo doblará su participación con referencia al año 2000 y respecto de igual indicador.
El salto chino se sentirá con mayor fuerza cuando en 2019 la participación del Estado “comunista” en el producto bruto global será igual al de Estados Unidos.
Esta realidad, de hecho, tiene sus propios ecos en Latinoamérica. Para la CEPAL, las exportaciones del continente latinoamericano hacia Estados Unidos cayeron en poco más del 20% entre los años 2000 y 2009, mientras que para igual periodo las de China crecieron en 10%. Una situación similar se presenta para el caso de las importaciones.
Si se trata del comercio con Colombia, las tendencias tienen un hilo de continuidad aunque poseen sus propias caracteristicas. En cifras del DANE, las importaciones en dólares entre 2000 y 2009 provenientes de EEUU se incrementaron cerca de 2 ½ veces mientras que las de China se multiplicaron por 11. Aún así, el monto en dólares de las importaciones en 2009 para Estados Unidos es de 10.477 millones mientras que las de China son de 5.477 millones.
Si se piensa en las exportaciones, las que tienen destino Estados Unidos crecen a igual velocidad que las importaciones, lo que no sucede en el caso de China, que no aparece siquiera entre los cinco primeros países de destino de los productos colombianos. De recordar, que el segundo país en importaciones a Colombia es la república popular de China.
Lo anterior, si se quiere, traduce lo que se denomina como “un mundo en transición” donde las fuerzas tectónicas de la economía paulatinamente tendrán efectos en el orden de la política y la configuración del poder militar a escala global.